Esta tarde he tenido el honor de participar como ponente en el coloquio organizado por la plataforma Libertad 2.0 (@libertad20) en el Centro Cultural Buenavista de Madrid. La mesa redonda trataba de analizar desde diferentes perspectivas las deficiencias de lo que conocemos por la “Ley Sinde”.
He compartido mesa con el periodista Herman Terstch; el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera; la presidenta del Foro Liberal y portavoz de Libertad 2.0, Almudena Negro; el presidente de la Asociación de Internautas, Víctor Domingo; Luis Canal, presidente de la Asociación para la Defensa de las Libertades y Derechos Civiles, Eduardo Vidal, co-fundador del grupo de Facebook del Manifiesto y Bernardo Rabassa, presidente del Club Liberal.
A continuación os ofrezco mi intervención en dicho acto. Breve, pero contundente:
En este mundo hay dos tipos de personas: por una parte están las que se saben adaptar a los cambios y por otra, las que sucumben a los mismos.
Internet es el cambio en este momento y tanto el Gobierno como el sector de la industria caracterizado por la férrea defensa de lo que se llama derechos de autor, pertenecen a este fatídico segundo grupo.
Internet es un medio de comunicación que permite interconectar a muchas personas y que éstas compartan tanto archivos como vivencias con suma facilidad.
Además, Internet está cambiando el paradigma comunicativo de la sociedad y parte de su éxito reside en la libertad de actuación que ofrece a todos sus usuarios. Sin excepción.
Con la aprobación de la llamada Ley Sinde el Gobierno pone la primera piedra para coartar la libertad, que no libertinaje, que impera ahora mismo en la Red. Pero esto no sólo se queda aquí. Esta piedra supone el comienzo del fin de la libertad de expresión en Internet.
La Ley Sinde encima no es una ley orientada al bien general de la sociedad española, sino que su único beneficiario es aquel sector de la industria que no se está sabiendo adaptar al cambio tecnológico que entraña Internet.
El Gobierno debería animar a la industria de los derechos de autor a que busque nuevos modelos de negocio y no limitarse a proteger a un sector que se podría definir como “una panda de inadaptados tecnológicos”.
Además, la Ley Sinde de progresista no tiene nada. Es una ley que ampara e incentiva la falta de competitividad. Es una Ley que hará que tanto el Gobierno como el sector de la industria que trata de proteger sucumban al cambio tecnológico que supone Internet.
Desde la sociedad civil tenemos que luchar contra esta Ley que es claramente injusta con toda la ciudadanía.
Actualización: Noticia cubierta por el Partido Popular de Madrid.